Hay relaciones bien establecidas y documentadas entre el estrés, la ansiedad, la depresión y el aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV). La evidencia pone de relieve el efecto directo de la angustia psicológica sobre los cambios fisiológicos, incluido el aumento de la hipertensión, la frecuencia cardíaca y los niveles de cortisol, así como una influencia negativa indirecta sobre los comportamientos relacionados con la salud (como fumar, la inactividad física, el aumento de peso y el sueño, entre otros). La progresión de la enfermedad cardiovascular es elevada entre las personas que experimentan niveles significativos y persistentes de angustia psicológica. Estas relaciones adversas/negativas entre la angustia psicológica, el manejo de la enfermedad cardíaca y la progresión/pronóstico, deben abordarse dentro de las vías de atención cardíaca para mejorar los resultados médicos, psicológicos y de calidad de vida.

Con esta introducción se presenta un manifiesto suscrito de forma conjunta por la Sociedad Británica de Psicología (BPS-British Psychological Society) la Fundación Británica del Corazón (BHF-British Heart Foundation) y la Asociación de Psicólogos Clínicos de Reino Unido (Association of Clinical PsychologistsUK-ACP-UK), a través del cual destacan la importancia de abordar la contribución psicológica, emocional y social a la rehabilitación cardíaca y ponen de relieve el papel esencial que desempeñan los/as psicólogos/as apoyando en este proceso a los/as pacientes y sus necesidades psicológicas y sociales

Foto: engin akyurt Fuente: pexels Fecha descarga: 06/10/2022

Tal y como señalan sus autores, la rehabilitación cardíaca “es un área clave donde el aporte psicológico puede proporcionar beneficios significativos”. A este respecto, la evidencia de la investigación destaca que los factores psicológicos como la ansiedad y la depresión afectan negativamente a los niveles de compromiso, impidiendo con frecuencia que las personas participen en el proceso vital de rehabilitación cardíaca, impactando de forma perjudicial en su salud física y mental. De hecho, señalan, en la actualidad solo el 52% de los pacientes elegibles para rehabilitación cardíaca aceptan la oferta, en comparación con el 85% previsto por el Plan a largo plazo del Sistema Nacional de Salud británico. En aras de respaldar los objetivos y los resultados de una rehabilitación, es fundamental ayudar a las personas a comprometerse con la rehabilitación cardíaca, centrándose en los factores psicológicos que sustentan los patrones de desconexión, como el miedo, el pesimismo y la desesperanza.

Resaltan también el rol del equipo multidisciplinar en el abordaje de la contribución psicológica, emocional y social a la rehabilitación cardíaca, ayudando significativamente a respaldar resultados de rehabilitación óptimos y centrados en el paciente.

Según se expone en el manifiesto, los cambios neuropsicológicos en el cerebro después de una enfermedad cardiovascular pueden afectar a la función cognitiva, el comportamiento y el estado emocional. Dichos cambios a menudo no se detectan “pero requieren una evaluación psicológica especializada y que se consideren como parte de la planificación de la rehabilitación para garantizar resultados exitosos (y evitar enfoques de tratamiento mal dirigidos)”.

Es particularmente importante que la rehabilitación cardíaca esté disponible para apoyar a las personas con las necesidades físicas y psicológicas más complejas, y que, normalmente, son quienes tienen menos probabilidades de comprometerse después de un evento cardíaco. De acuerdo con los expertos firmantes, “los psicólogos tienen un papel clave aquí para apoyar el modelo de atención multidisciplinar, al ofrecer un marco psicológico para comprender los múltiples factores que contribuyen a la situación de la persona e identificar estrategias que pueden beneficiar los objetivos de rehabilitación en todas las especialidades”. En este sentido, consideran necesario implementar psicólogos/as clínicos/as (u otros psicólogos profesionales adecuadamente calificados) como miembros centrales de cada equipo de rehabilitación cardíaca, con el fin de conseguir la participación óptima del equipo y los resultados de rehabilitación para todos y todas los/as pacientes.

A tenor de lo indicado en el manifiesto, se espera que el/la psicólogo/a cubra una serie de áreas, para influir y contribuir en los resultados de atención y rehabilitación del equipo a través de la evaluación y el trabajo terapéutico con pacientes (intervenciones individuales y grupales), trabajo conjunto, discusiones de gestión de casos con el equipo multidisciplinar, consulta y supervisión clínica a colegas, y llevando a cabo formación y capacitación en la toma de conciencia de los problemas psicológicos y formas de trabajo basadas en la Psicología. En la misma línea, el documento subraya la necesidad de desarrollar guías y pautas para informar sobre la cifra adecuada de psicólogos/as dentro de los equipos de rehabilitación cardíaca, a fin de maximizar la calidad de la atención al paciente y los resultados de la rehabilitación.

Se puede acceder al manifiesto desde la página Web de la BPS o bien directamente aquí: